Me habitan y se me enredan como hiedras a la pared, conjuran mis miedos y desesperan mi paciencia, me acompañan y me dejan así, tan perdido que ni la luna en su andar de fémina entre nubes de tul y sueños de ninfa puede seducir a mis arrebatos de solitario, seducido acompañante de la nada.
¿Donde estás?
¿donde te encuentras?...
Deambulo por mis costados y el silecio de un abrazo que no es, se me asemeja a la risa desencajada de un inutil payaso en fuga.
Me deja, me abandona y hasta la idea de dejarme llevar por la noche y su caricia nocturna de ojos durmientes , se despilfarra ante el inmenso horizonte que se abre ante mi.
La esperanza,
la mortal y sutil esperanza de un abrazo tierno y seductor, directo y erotico, suave y silente, que se sume a tu aliento que presiento y adivino...
Es más que un deseo, un grito de auxilio entonces la Luna se mece ante mi, me baila entre nubes y me dice sin palabras
que allí,
en algún lugar donde la montaña se viste de faldas
quizá,
sólo quizá,
como yo,
tu también la estes viendo bailar.
En una hueya de años, tu silueta se me presenta, me despierta, me conduce y me anima...
A Zule;
Lalo