martes, enero 01, 2008

Cuando para comenzar...

Faltaba muy poco y después de 30 años por primera vez logre sacar a mi madre de su casa para salir a celebrar un año nuevo, me dije desde el inicio, "algo está cambiando", y seguí este rito sin reglas. Llegamos a eso de las 22:00 al departamento del padrino de mi hija en pleno centro de Santiago a escasa 4 cuadras de la torre Entel, con una panorámica de la torre envidiable, por lo menos por esta noche. El departamento ubicado al sur de la Torre no sólo permitía ver la delgada construcción que hace unos treinta y tantos años atrás me impresionara al pasar por su base junto a mi Tata, quien en ese entonces me explico para que estaban construyendo esa torre. Debo confesar que un abrupto ataque Allsaimer no me permite saber si la estaban construyendo o mi fertil imaginación quiere creer que asi era.
Pues bien nos encaramamos al piso 10 y luego de preparar unas pelucas de lana que a regañadientes Mi Montse y mi madre se pusieron, acompañando a Catita que sin dilemas se puso la de ella sujetandola con su cintillo, llegó una invitada más (de mi compadre, hombre soltero, perdon, empedernidamente soltero).
Luego de un par de brindis como aperitivo, entre mi ron, el Bailys de mi madre, las gaseosas de mis hijas y un apurado pisco sauer que Pato le hizo a su invitada, nos dispusimos a cenar. Nota aparte para Pato que preparo un cebiche que estaba para sólo querer comer eso. Pero seguía el cuento, Catita hizo su maña y luego de un par de hojas de lechuga, ya no quizo comer más. Pero es fin de año, asi que ¡Nada! dejemosla.
Sonó el celular y mis improvisados invitados avisaban que se acercaban a destino:
¡No!, dobla por San Diego hasta Ramírez, allí doblas...
¡ No! niña, escuchame, dobla por San Diego, luego llegas a Ramírez y allí vuelves a doblar... ¡Tranquila, es la unica que no esta cortada!.
Es sólo un taco, verás que ya avansas...
Minutos después nuevamente el celular sonaba, para anunciar que estaban en la esquina descrita;
..."Aquí se ríen pues me asome al balcón y levante la voz en el celular como si me fueras a escuchar directamente, ¿donde vienes?
¡Si ya te veo!, bueno veo la camioneta, levanta la vista, estoy con un globo amarillo en las manos,
Ya vi los flashes, avanza media cuadra tienes estacionamiento a tu derecha, bajo por ustedes.
Así la gran patota se apoderó del recinto, risas saludos, abrazos con amigos con quienes hacia mucho que no nos veíamos... se prepararon las copas y de pronto, sin nervios ni cabalas dieron las doce, nos dimos a los abrazos, partiendo yo por mis hijas, mi madre, las sobrinas, los papas, mi compadre, su invitada, mi invitada y ya las luces desde la torre se apoderaron de todo, las cámaras cual grupo de turistas japoneses y los globos que la Catalina se esmeraba en dejar caer a la calle, mientras haciendo de anfitrión me dispuse a servir champagne... fotos de las luces y de todos, de pronto me quede en esa nebulosa del ir y venir. Cerré los ojos y recorde que no la veía desde hacía unos 8 o 10 años, me quede en ese estado y saque mi celular esta vez para tomar una foto, temiendo que mi hija se hubiera gastado la memoria, pero mi temor se esfumo muy rápido, prepare y dispare. Aquí estas, capturada en la frágil memoria de un aparato telefónico...Las luces seguían destellando y al fondo veíamos también los destellos desde el cerro Renca, por este otro costado los de estación central, No lo pude evitar, ¿cuanta plata lanzada al aire como si sobrara?
Elimine el pensamiento clasista, retrogrado y amargoso y disfrute de los últimos estallidos.
En el fondo cada vez que se escuchaba el estrépito de una nueva explosión, veía el destello de luz y la seguía hasta que se perdía dejando una estela de humo en el aire disolviéndose en la noche calurosa y estrellada... Así es esta vida nuestra, fulgores que destellan iluminan y se disipan, alegría de un momento para dejar una huella difícil de seguir, pero huella al fin de cuentas.
El celular, me toco una alerta y al leer vi un llamado perdido, mire la pantalla que titilaba como un pequeño artificio que anunciaba ... Sin permitirme averiguar quien llamaba, apague el aparato, la mire y me dije, vamos a dejar que se apaguen las últimas luces de este pirotécnico año que se va, despues de todo es necesario, sobre todo cuando para comenzar sólo es necesario dar el siguiente paso.

Para contar sin descontar

"La sola ilusion de que un día caminariamos sobre la luna, hizo que el pequeño hombre quisiera tocar con sus manos la eternidad, pero antes de que el astro inerte estubiera a sus pies, pudo hacer de ella un simbolo y opbjeto de su deseo, tan solo usando la palabra"...

Los cuantos vienen envueltos en distintos formatos, unos como tinta y papel en un libro otros como letra y música en una canción.

Martes de 21:00 a 23:00 horas, Bio Bar, Macul 97 Ñuñoa