lunes, septiembre 25, 2006

Ella...Y estas horas en que te espero


¡ Confabulados estaban los minutos y los segundos !, pasaban frente a mí riéndo, gordos y pecaminosos, unos llevando a los otros sin tomarse la molestia de disimular. Tras la larga fila de desalmados corruptores del tiempo, se presentó Ella. Venía ataviada con sus mejores ropajes, deslumbrando joyas de fantasía que pretendían ser más que el precio de sus etiquetas, derrochando destellos plásticos y sin temor al robo, por lo evidente del fraude. Se detuvo tan sólo un instante ante mí, miró mis ojos, recorrió mi cuerpo, luego deslizó un dedo sobre la mesa y al tocar la taza de café, con la textura de su enguantada mano, noté cómo el líquido se enfriaba por su sólo contacto. Luego volvió a fijar sus ojos en los míos y se fue... así fue como paso... Esa era ella... La primera hora en que esperé a que aparecieras.


Quieren los suplicios hacer de éste un dulce y masoquista ejercicio, allí estarás y aquí estoy, sólo me está animando el sentir que la espera tendrá recompensa. Cómo no entender, si los hechos quieren que de tanto en tanto, sean mis hijos el motivo de alejarme del mundanal ruido. Aquí estoy, con muchas cosas por hacer, muy activo y especialmente contento por este encuentro, o casi encuentro, que viene fluyendo como agua de vertiente, cristalino, plácido y refrescante, me tiene algo embobado.
Ayer si bien la espera no fue torturante, estaba presente esa sensación del niño esperando a Papá Noé, y por mi regalo esperé, pero quiere este cuento que mi navidad aún se postergue.
Eres un regalo envuelto de brillantes, promesas y de mucho por descubrir, ésto le da un sentido especial a todo, y como tal, me provocas remolinos de sensaciones abdominales, cortocircuitos subcutáneos y eso que aún no bailamos, ni mucho más...

martes, septiembre 12, 2006

PARA CONTAR SIN DESCONTAR

¿De donde vienen los cuentos? Preguntó la niña, el anciano se acomodó, atuso sus bigotes y luego mirando al suelo comenzó la narración con un profundo suspiro...

Para contar sin descontar

"La sola ilusion de que un día caminariamos sobre la luna, hizo que el pequeño hombre quisiera tocar con sus manos la eternidad, pero antes de que el astro inerte estubiera a sus pies, pudo hacer de ella un simbolo y opbjeto de su deseo, tan solo usando la palabra"...

Los cuantos vienen envueltos en distintos formatos, unos como tinta y papel en un libro otros como letra y música en una canción.

Martes de 21:00 a 23:00 horas, Bio Bar, Macul 97 Ñuñoa