domingo, enero 20, 2008

Cuando la noche, se dibuja como paisaje y hasta la luz del semaforo es un guiño



Serían las 4 y algo más de la madrugada, la camioneta se detuvo brevemente y pese a la luz roja, el vehiculo siguío su marcha. Zulema, como una niña que reconoce una jugarreta, se celebró a sí misma por la osada maniobra, no sin hacer la reflexiva busqueda del imposible policia o vehiculo de seguridad que la descubriera. El laverintico desalojo de la caletara a un costado derecho, nos llevo al paso bajo nivel que en un triz, nos traslado de Norte a Sur en este periferico pueblo de "Nunca Jamas". Como una Doroti con bigotes, me sentí saliendo del castillo del Mago de Oz, para volver a esta terca realidad. Durante la noche tuve la idea de comentarle como los vaivenes del Mercado han hecho que este mismo territorio, tan menospreciado durante tanto tiempo, hoy comience a repuntar en el desarrollo y por sobre todo en las hambiciones que la industria inmoviliaria desarrolla cuando un sector aparece como ¡comercializable!... Tema para otro momento, sólo debo decir que el tema no fue importante, pues como en un juego de egos, (mas de mi parte porsupuesto) nos dimos al ejercicio de contarnos las vidas, o capitulos de esas vidas. Logros, ideas, definiciones, anhelos, certezas, corrieron dentro del mar de cosas que hablamos, claro, no estuvieron ausentes los recuerdos, que en un instante de magia me dejaron sentado junto a ella 22 años atras, en el living de una casa en un pueblo perdido de aquel entonces. Donde la voracidad feromonal de otros comensales en el bautizo, le llevo a tener que decir que estaba acompañada por su pololo, evitando así el asedio del más empecinado y chorongo pretendiente que se le acercó. "En su frase mas ardiente, el seducido galan había dicho: "¡ Estay terrible de rica! Sin capa ni florete, me converti así, sin haber dicho ni pio, en el improvisado Pololo. Las sircunstancias de aquel acontecimiento, nos pusieron en vía de colisión y a decir verdad, reconozco que de no haber sido por el tipo ese, nuestro pololeo real, iniciado sobre una mentira protectora, quizá nunca habría sido.



"El tipo nos miraba a cortadistancia parado frente a nosotros que estabamos sentados cerca y con las manos tomadas para disimular la relación ... "¡No compadre!, los lentos los baila conmigo", dije con la voz más segura y serena que pude sacar, había en mi de todos modos un halo de temor, estaba en casa ajena, territorio ajeno y en un hambiente con tintes veligerantes evidentes, el frustrado bailarin del lento que cantaba Leo Dan en ese momento, titubeo por un instante y como tratando de descubrir la farsa inquirío desafiante... "¿Porque no bailai entonces?" Minutos despues, ella y yo bailabamos al son de



..."Como poder saber si te amo...



si la vida que llevamos,



no nos da tiempo a pensar.



Como poder saber si te amo,



si ademas cuando te llamo,



me contestabn que no estas...




Desaparecio el derrotado pretendiente y la noche se dejo acariciar por dos seres que sin saber ni premeditar, esa misma noche comenzarian una historia breve e intensa".






Mientras bailavamos , se me ocurrio la perversa idea de decirle que la gordita que se cimbraba al lado nuestro aprovechando los giros y cuando Zule, quedaba de espaldas a ella, me estaba haciendo guiños maliciosos e indicando con una boquita fruncida y estirada la puerta, en una invitación de evidentes bajos instintos.
Sólo se podría remediar el asedio de la contundente vecina, diciendole que la escultural flaca con la que yo bailaba, no sólo era mi polola, sino que tambien era karateca y con unos celos que el mismo Otelo pareceria un niño de pecho junto a ella... Me reí solo, sin decir nada seguí bailando y disfrutando de esos ojos que me devolvian una sensación muy grata, una mezcla de seducción y tranquila certeza. Dejarse llevar por el instinto habría resultado lo obvio, pero privilegiar la dulce sensación de un encuentro entre amigos, amigos que hace a penas 22 años atras, gracias a una mentirita piadosa, fueron algo más.


Para Zulema, por una noche especial e inolvidable
Lalo.

Para contar sin descontar

"La sola ilusion de que un día caminariamos sobre la luna, hizo que el pequeño hombre quisiera tocar con sus manos la eternidad, pero antes de que el astro inerte estubiera a sus pies, pudo hacer de ella un simbolo y opbjeto de su deseo, tan solo usando la palabra"...

Los cuantos vienen envueltos en distintos formatos, unos como tinta y papel en un libro otros como letra y música en una canción.

Martes de 21:00 a 23:00 horas, Bio Bar, Macul 97 Ñuñoa